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La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear adecuadamente sangre al resto del cuerpo, sus principales síntomas son falta de aire, hinchazón en los pies y cansancio fácil. Las principales causas de esta enfermedad son enfermedad coronaria (obstrucción de las arterias del corazón), hipertensión arterial y enfermedades de las válvulas cardíacas.
El estilo de vida tiene una alta influencia en el desarrollo de esta enfermedad, cuando se presenta un incremento en las conductas nocivas como: el sedentarismo, tabaquismo y obesidad, por mencionar algunas; así como también existe un número creciente de pacientes con diabetes mellitus. La sumatoria de estos aspectos ha generado un aumento epidémico en el desarrollo de insuficiencia cardiaca. Si a esto se le suma que las personas cada vez viven
más años, entonces más adultos mayores tendrán enfermedades cardiovasculares crónicas, especialmente insuficiencia cardiaca.
Colombia exhibe cifras de mortalidad por causas cardiovasculares de 125 personas por cada 10.0000 y en el año 2012 cerca de 1’100.000 personas padecían de insuficiencia cardiaca.
Existen medicamentos, dispositivos cardíacos, cirugía cardiaca y otras intervenciones que se pueden utilizar en los pacientes con insuficiencia cardiaca. Con esto se busca evitar la progresión de la enfermedad, control o resolución de los síntomas y la disminución de complicaciones como las hospitalizaciones frecuentes e incluso la muerte.
En la actualidad, la evidencia mundial demuestra que este tipo de intervenciones se administran en menor proporción en los adultos mayores. En muchas ocasiones por miedo a efectos adversos, miedo a complicaciones, desconocimiento de los beneficios, o porque no hay un personal capacitado para el tratamiento y seguimiento del adulto mayor con insuficiencia cardiaca.
La Clínica de Falla Cardiaca de la Fundación Valle del Lili cuenta con un grupo de profesionales que brindan al adulto mayor un abordaje multidisciplinario, que permite considerar tratamientos especializados y actualizados con el mejor nivel de evidencia para esta población. Los pacientes que asisten a valoración reciben una atención especializada por el cardiólogo y por la enfermera del programa. A partir de esta evaluación se derivan valoraciones
complementarias por fisiatría, psiquiatría, nutrición y geriatría, entre otros.
Lo anterior busca mejorar la calidad de vida del paciente, disminuir o resolver los síntomas, reducir las hospitalizaciones y el riesgo de otras complicaciones. También se brinda apoyo y asesoría al cuidador y la familia del paciente; teniendo en cuenta que son un pilar fundamental en el tratamiento y adecuada adherencia a las recomendaciones farmacológicas y no farmacológicas realizadas por el personal médico a nivel hospitalario. Así como también en el seguimiento ambulatorio del paciente por consulta externa, manteniendo objetivos terapéuticos de la enfermedad misma, la calidad de vida y reducir la discapacidad producida, independiente de la severidad de esta.
La calidad de vida es la máxima aspiración de todo ser humano, aunque este es un término en construcción que se relaciona con la capacidad de tener gusto o disfrute de la vida con unos mínimos de satisfacción o bienestar comprendido desde múltiples perspectivas.
En cuanto a calidad de vida relacionada con la salud, es un término enfocado a comprender de una manera holística como una enfermedad interfiere en la vida cotidiana de un paciente, generando impacto en su bienestar, funcionalidad, estado de ánimo, vida sexual, autopercepción de salud y espacio de vida. Esta se puede analizar subjetivamente en 3 dimensiones:
Referencia: ¿“con quién me comparo”?
Temporal: ¿“en qué momento me comparo”?
Experiencia: ¿“en qué niveles experimento lo que estoy percibiendo”?
Un paciente con falla cardiaca podría comparar su calidad de vida dependiendo de referentes de otros pares de su edad, familiares y entorno social donde comparte. También podría compararse con su estado de salud previo, o percibirse en un futuro inmediato y proyectar sus aspiraciones de bienestar. En cuanto a la experiencia de la enfermedad en un paciente con falla cardiaca, este percibe cómo su enfermedad ha impactado su estado físico psicológico, sus relaciones y participación social.
En conclusión se ha demostrado que grupos interdisciplinarios como la Clínica de Falla Cardiaca mejoran la autopercepción de calidad de vida en diferentes dimensiones, mejoran la comprensión de la enfermedad, se logra percibir mayor satisfacción con el tratamiento; además genera mayor esperanza de vida libre de discapacidad, mejora los niveles de participación social y reduce al mínimo el impacto de los síntomas físicos diarios.