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Existen varias enfermedades de origen pulmonar que pueden afectar drásticamente la vida de una persona. Estas enfermedades generalmente reciben un manejo médico por parte de especialistas en pulmón y responden muy bien a dichos manejos; sin embargo, algunos pacientes continúan con un deterioro en el funcionamiento de los pulmones, llegando a necesitar atención más personalizada. El manejo de este tipo de pacientes debe ser realizado en una clínica de enfermedad pulmonar avanzada, en la que convergen diferentes especialidades médicas y profesionales de la salud.
El enfisema pulmonar, la fibrosis quística, la fibrosis pulmonar idiopática y las secuelas de la tuberculosis, son las más frecuentes de estas enfermedades. La clínica de enfermedad pulmonar avanzada atiende a los pacientes con estas patologías y, con una visión multidisciplinaria e integral, diseña un plan de evaluación y manejo personalizado con metas claras y evaluaciones continuas del progreso.
En algunas ocasiones los pacientes con enfermedad pulmonar avanzada pueden beneficiarse de un manejo quirúrgico. La cirugía puede significar un gran cambio en la calidad de vida del paciente, por lo cual es importante conocer qué tipo de procedimientos pueden realizarse en el manejo de estas personas.
Las manifestaciones clínicas de los pacientes con enfermedad pulmonar avanzada, en general, convergen en un proceso de síntomas debilitantes, pérdida de peso, tos, ahogo permanente con actividades mínimas e incluso en el reposo, incapacidad para hablar y hasta comer tranquilamente.
Para el enfisema y las secuelas de tuberculosis, la destrucción del tejido pulmonar puede llevar a que se colapsen estructuras sanas provocando los síntomas. En la fibrosis pulmonar idiopática y la fibrosis quística, en cambio, se genera un proceso inflamatorio crónico en el tejido pulmonar, que lo lleva a una cicatrización de este y reemplazo del tejido sano por tejido cicatricial, finalmente es lo que provoca los síntomas.
Es importante tener en cuenta que estos pacientes son muy frágiles por la cronicidad y el debilitamiento que produce su enfermedad y llevarlos a una anestesia general, a una cirugía puede ser un reto bastante grande con un riesgo no menor de complicaciones en el intra y postoperatorio; por lo tanto, estos procedimientos deben ser realizados por personas especializadas en el manejo de estos pacientes y en instituciones con el soporte tecnológico para tratarlos.
Las cirugías que pueden realizarse en estos pacientes son:
Biopsia pulmonar: en ocasiones, por más estudios y evaluaciones que se hagan, no se logra precisar un diagnóstico, por lo que el tratamiento no puede darse de manera específica. Es necesario llevar al paciente a cirugía, para tomar una muestra de tejido pulmonar con un tamaño adecuado y que así, un patólogo pueda dar un diagnóstico más preciso y ofrecer un plan de manejo adecuado.
Resección pulmonar: el enfisema y las secuelas de tuberculosis pueden llevar a la resección de áreas enfermas del pulmón que, como se dijo previamente, están comprimiendo el tejido pulmonar sano. Al retirar este tejido enfermo, el tejido sano va a expandirse adecuadamente y van a mejorar los síntomas del paciente.
Reducción de volumen pulmonar: el enfisema pulmonar puede llegar a provocar que el pulmón se dañe, de tal manera que en el interior del tórax solo se observa una “bolsa de aire” que comprime, no solo el pulmón sano, sino también el diafragma y el corazón, provocando unos síntomas muy severos con un gran aumento en el “volumen” pulmonar. Es por esta razón que la cirugía se conoce como “reducción del volumen pulmonar”.
Trasplante pulmonar: es la cirugía más compleja de todas y la última alternativa de manejo, no solo quirúrgico, sino médico en estas patologías. Aunque conlleva unos riesgos importantes, puede ser también la única opción para cambiar el curso de la enfermedad. Dependiendo de ciertos factores, puede hacerse trasplante de un solo pulmón o de ambos. En la Fundación Valle del Lili se cuenta con este recurso desde hace 5 años, con resultados muy alentadores en pacientes que han podido regresar a una vida normal.
En conclusión, es una realidad que para un paciente con una enfermedad pulmonar muy severa, con gran afección en su calidad de vida, una cirugía puede servir de alivio.
Una cirugía bien indicada, en un paciente con las condiciones adecuadas, con un buen manejo médico y en un hospital con todo el recurso tecnológico, puede significar la mejoría necesaria en su calidad de vida.
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