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Autores:
Dr. Juan Pablo Suso - Ginecología y Obstetricia
Dra. Diana F. Currea - Oncología
Dentro del manejo de la enfermedad, los pilares más importantes incluyen un trabajo multidisciplinario que ofrezca a las pacientes terapias tales como quimioterapia, radioterapia y cirugía, tanto del seno como de los ganglios de la axila. De igual forma, es fundamental brindar un apoyo por otras especialidades, que permita una recuperación física integral posterior a la cirugía, acompañada con fisioterapia, apoyo adaptativo y emocional con psicología/ psiquiatría, y para el manejo del dolor con la clínica del dolor y cuidados paliativos.
El avance de los tratamientos ha permitido obtener mejores resultados en pacientes con cáncer de mama, así como con la cirugía preservadora de mama y el ganglio centinela axilar. En este procedimiento se toma un muestreo de los ganglios de la axila, lo que permite tener menos complicaciones, como por ejemplo el dolor crónico; también genera mejores resultados estéticos, menor sangrado y menores tasas de linfaedema.
El linfaedema es una complicación que se presenta entre el 14-40% de las pacientes que requieren vaciamiento de los ganglios axilares y de 6-10% que requieren ser llevadas a ganglio centinela. Se presenta como la expresión de la alteración de la circulación linfática como consecuencia de tumores que comprometan la axila o de tratamientos como la radioterapia, así como en aquellas pacientes que son sometidas a vaciamiento de los ganglios de la axila.
Sin embargo, es de gran importancia reconocer que estos tratamientos hacen parte indispensable del manejo para el cáncer de mama. Existen algunos otros factores de riesgo que no están relacionados directamente con el tratamiento y que pueden depender del cuidado de la paciente, como son el trauma incluyendo punciones sobre el brazo, la obesidad, hipertensión arterial o infecciones que puedan alterar de igual forma la circulación linfática. De todos modos, cabe reconocer que los tratamientos para el cáncer de mama son los principales factores riesgo de linfaedema. Usualmente se presenta en los primeros 24 meses del tratamiento; también puede ocurrir años o décadas posteriores a este.
Es crucial poder reconocer tempranamente las pacientes que presentan linfaedema, y se debe hacer una vigilancia estricta del estado del miembro superior del lado intervenido quirúrgicamente, con el fin de generar estrategias de intervención que impidan el progreso de esta condición y mejoren el desenlace de esta complicación. Se debe estar pendiente al comparar ambos brazos si hay presencia de hinchazón, asimetría, sensación de peso, molestias, limitación de la movilidad o enrojecimiento.
Dentro de las estrategias de prevención que demuestran ser efectivas, inicialmente se debe procurar disminuir los factores de riesgo que aumenten la circulación linfática del brazo afectado, evitando la obesidad, las infecciones, quemaduras, lesiones en la piel, venopuntura/ inyecciones, sobrecarga con peso, toma de presión arterial y altas temperaturas. El uso de mangas o vendajes compresivos de forma prolongada han mostrado beneficio en la reducción del riesgo tanto de la aparición como de la progresión si el linfaedema se encuentra establecido.
El tratamiento se basa en intervenciones de fisioterapistas o de especialistas en drenaje linfático que realicen terapias descongestivas linfáticas con masajes de drenaje manuales, máquinas de compresión neumática, aplicación de bandas multicapa compresivas y ejercicios físicos programados. En la actualidad, aunque existen múltiples estrategias que permiten prevenir y mejorar las condiciones de las pacientes con linfaedema, es de gran importancia reconocer esta complicación e iniciar las intervenciones de forma oportuna, por lo que se debe consultar al especialista tempranamente.