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Las emociones son producto de una combinación de reacciones químicas que suceden en el cerebro y condicionan señales mediadas por neurotransmisores, hormonas etc., que se transmiten a otros sistemas y órganos. Es por esto que suena lógico pensar que el estado de ánimo o el estrés psicológico pueden generar un impacto sobre el funcionamiento normal de determinados órganos y dar origen a enfermedades.
Desde los tiempos de Galeno (200 años DC), existía la creencia de que el estado emocional podría tener influencia sobre la génesis de enfermedades malignas; pero solo fue hasta 1936, cuando el Dr. Hans Selye describió las características fisiológicas y consecuencias del estrés, que este interesante debate tomó forma.
Durante los episodios de estrés se activa el sistema simpático adrenal y el eje límbico-hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) lo que genera un aumento en ciertas sustancias como la noradrenalina, adrenalina y cortisol que desencadenan cambios en el sistema cardiovascular (como el aumento de la presión arterial), cambios metabólicos (como el aumento de la glucosa) y cambios en el sistema inmune, entre otros.
Existen múltiples modelos animales que han demostrado que el estrés puede ser un factor determinante en el crecimiento y propagación tumoral, sin embargo, en seres humanos la evidencia científica disponible no es del todo clara. Hay estudios que han logrado demostrar la asociación entre el estrés y la aparición de cáncer, de la misma manera que existen otros estudios con resultados opuestos. Estos datos no permiten concluir definitivamente si los agentes estresores laborales, familiares o de otra índole son factores de riesgo para el desarrollo de tumores malignos.
Un aspecto en el que si existe certeza es sobre la afectación emocional de los pacientes que son diagnosticados con
cáncer. Hasta el 20% de las personas con cáncer pueden padecer ansiedad, siendo los más afectados los pacientes con un diagnóstico reciente, edad temprana, dificultades financieras o aquellos que viven solos. La depresión está
presente en cerca de un 16% de los pacientes con cáncer y puede verse favorecida por la percepción corporal
negativa y algunos tratamientos como la deprivación androgénica (utilizada en el cáncer de próstata, como algunas
terapias de bloqueos hormonales).
El estrés postraumático es 66% más probable que se presente en pacientes con cáncer y el miedo a la recurrencia puede presentarse hasta en el 80% de sobrevivientes de enfermedades malignas.
Estas frecuentes alteraciones emocionales, asociadas al diagnóstico de cáncer, definitivamente tienen un impacto en la calidad de vida, la percepción de salud o de funcionalidad y posiblemente impactan la adherencia a los tratamientos, por lo cual merecen una intervención.
Existe evidencia científica disponible que demuestra que hacer ejercicio periódicamente, practicar yoga, pertenecer a grupos de apoyo, tener acompañamiento psicológico especializado y ser manejado tempranamente por la especialidad de cuidados paliativos, sumado al manejo oncológico específico, mejora la calidad de vida, disminuye
la ansiedad y la fatiga, mejora el desempeño físico, la percepción física, social y el patrón de sueño de los pacientes con cáncer.
Servicio de Oncología
Información de citas: 3319090 ext. 7906