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Cada 19 de octubre se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama, una enfermedad que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres” alrededor del mundo. Por lo tanto, en este día es fundamental sensibilizar sobre los factores de riesgo, el autocuidado, la necesidad de realizarse mamografías en la edad indicada. Todo ello buscando prevenir o, en algunos casos, lograr un diagnóstico temprano con mayores probabilidades de supervivencia.
En el marco de esta conmemoración, desde el año 2004, la Fundación Valle del Lili viene organizando un evento gratuito y masivo para brindar información, sensibilizar y motivar a las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama, que están en tratamiento, y a sus familias. Se trata de la Noche Rosada, un espacio abierto también para las mujeres que han superado la enfermedad, así como para la población femenina en general.
La doctora Diana Felisa Currea Perdomo, cirujana, oncóloga y mastóloga de la Fundación Valle del Lili, fundadora y líder de la Noche Rosada, cuenta algunos detalles de lo que será la edición número 19 de este evento, que regresa de forma presencial y se llevará a cabo el próximo jueves, 19 de octubre, a las 6:00 p.m. en el auditorio Carlos Ardila Lülle, en la sede principal de la misma Institución.
En el año 2000, me vinculé como cirujana oncóloga a la Unidad de Cáncer de la Fundación Valle del Lili; en esa época, hacía visitas de manera periódica al Distrito de Aguablanca, porque existían personas que no tenían afiliación a ningún sistema de salud, había mucha gente desprotegida, además identificamos que había mucho desconocimiento acerca del cáncer de mama. Por lo que empezamos a idear estrategias para que estas comunidades se informaran mejor, consultaran a tiempo y tuvieran diagnósticos tempranos. El cáncer de mama afecta a todos los niveles sociales, es la enfermedad maligna más frecuente en las mujeres, la que causa más muertes por cáncer en nuestro país y en el mundo, algo sobre lo que no había suficiente conciencia en la población en general, entonces tuve la idea de hacer un evento de educación masiva, enfocado principalmente en las mujeres.
Lo primero que hice fue una conferencia sobre el cáncer de mama, explicando cómo hacer el autoexamen de mama y la importancia de realizarse mamografías para una detección temprana. Pero, aunque este es el principal objetivo, sentía que necesitábamos algo más, brindar una motivación y dar ayuda espiritual, por eso invité a Gonzalo Gallo, un amigo que nos ha acompañado en estos 19 años.
Nos propusimos que las pacientes pudieran salir contentas del evento, porque no me gusta hablar del cáncer de mama y que lo relacionen con la muerte. Al contrario, con la información que les brindamos lo que buscamos es que se convenzan de que si consultan a tiempo pueden superar la enfermedad, los diagnósticos tempranos salvan vidas.
Para el año 2004, ya tenía un nombre para el evento, lo llamé la Noche Rosada, y con el apoyo de la Fundación Valle del Lili y algunos aportes, logramos hacer la primera edición en el Hotel Dann de Cali, en un pequeño auditorio. Nunca dimensioné la acogida que podría tener, ese día llegaron por lo menos 250 mujeres, para la segunda necesitamos un auditorio más grande, tuvimos 500 asistentes y hubo personas que se quedaron por fuera.
Cada Noche Rosada buscamos que coincida con el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, por eso pedimos a las asistentes que vayan con blusa fucsia, y durante el evento les ofrecemos refrigerios y al final algunos obsequios.
Al mismo tiempo, durante 9 años realizamos las Tardes Rosadas en el Distrito de Aguablanca, porque para muchas mujeres de esta comunidad era muy difícil asistir en las noches, por cuestiones de transporte.
En la actualidad, la Noche Rosada se realiza en el auditorio principal de la Fundación Valle del Lili y acuden mujeres de toda la ciudad de Cali, igualmente quienes no puedan llegar o no alcancen a inscribirse, tienen la oportunidad de ver el evento en las redes sociales de la Institución.
En estos años hemos tenido muchos invitados especiales, entre ellos, médicos especialistas que ayudan con las conferencias, conferencistas espirituales, y también artistas, porque al final siempre se presenta un acto cultural o show musical. Han participado la Orquesta Filarmónica de Cali, el Manicomio de Vargasvil, la cantante Anabella y Monsieur Periné. Mucha gente ha querido ayudarnos siempre con esta causa y estamos muy agradecidos.
El gran objetivo de la Noche Rosada es educar y concientizar a las mujeres de nuestra región, resaltando que el cáncer de mama es una realidad y que cualquiera de nosotras lo podemos tener. Sumado a esto, como siempre les digo a quienes asisten, ustedes tienen que ser embajadoras de la información, o sea, si yo soy administradora en una empresa de alimentos, gerente, secretaria, o si soy docente, en el lugar donde trabajen pueden compartir la información, al igual que con sus familiares y amigos. Entre más informados estemos, más posibilidades hay de lograr diagnósticos tempranos de cáncer de mama.
Gracias a este evento, cientos de mujeres son más conscientes, porque esta es una enfermedad que nos puede dar a viejitas, adultas y jóvenes. Si todo el mundo es más consciente de hacerse mamografías en las edades indicadas, los casos que se presenten serán diagnosticados de manera temprana, empezando tratamiento a tiempo y así se van a salvar más vidas, en la medida que la gente reciba la información. No puede suceder que por el desconocimiento, no consulten a tiempo.
Ha servido para que muchas señoras, quienes nunca se habían realizado una mamografía acudieran a consulta, entre ellas, algunas fueron diagnosticadas y recibieron su tratamiento a tiempo. También hemos reunido a mujeres de varias generaciones, porque asisten madres e hijas para aprender juntas sobre esta enfermedad y cuidarse mutuamente. Muchas se conectan por redes sociales y manifiestan sus inquietudes. En el caso de las pacientes diagnosticadas, esta es la oportunidad para que sus familiares y cuidadores tengan más conocimiento y se sensibilicen.
Por otro lado, las pacientes en tratamiento y las que ya han superado su enfermedad comparten sus testimonios, su historia de resiliencia con las demás. Así muchas aprenden de sus casos, se hacen conscientes de que hay muchas formas de transitar la enfermedad y que no están solas. Estas experiencias son muy valiosas, puesto que generan comunidad y redes de apoyo mutuo entre las mujeres, tengan o no un diagnóstico.
Fuente: El País Cali