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Ana y Luis tienen 69 años, son esposos desde hace 48 años y tienen 3 hijos; sus dos hijos mayores viven en el extranjero y ocasionalmente les envían dinero. Esta pareja de adultos mayores vive de dos pequeñas rentas que no alcanzan a superar el millón de pesos, están a cargo de una nieta de 13 años y su hijo menor de 38 años es adicto a sustancias psicoactivas, él vive con ellos y al menos 2 veces por semana los intimida con armas corto punzantes para exigirles dinero con el fin de consumir. “En varias ocasiones me ha pegado” refiere Ana, mientras se le escapan algunas lágrimas, “la semana pasada prometió asesinarnos si no le dábamos más dinero para su consumo”, “esto es un infierno” no podemos denunciarlo es nuestro hijo.
Por otro lado, Marcos es pensionado de una empresa local, hizo un doctorado en una universidad extranjera, es un gran intelectual, tiene 75 años y hace 8 años padece una enfermedad neurodegenerativa que afecta su capacidad para caminar y para valerse por sí mismo, tiene problemas para comer y depresión. Hace 15 años se separó, pero reorganizó su vida con una pareja más joven, desde entonces ha tenido serios problemas familiares, y ha sido presionado por sus hijos por dinero.
Recientemente fue visitado por uno de sus hijos quien le exigió vender su casa y repartir su herencia con el fin de “demostrar su amor por ellos”, Marcos accedió con lo cual se vio desplazado de su entorno y reducido en su situación económica, más aun teniendo en cuenta que su enfermedad genera altísimos costos directos e indirectos para mantener su calidad de vida.
El común denominador de estas dos historias es el maltrato al adulto mayor, aunque ambas historias tienen elementos diferentes dentro del espectro de esta condición, estos sujetos están afrontando situaciones apremiantes, amenazantes, hostiles que no han sido intervenidas sintiéndose vulnerables.
Según la Organización Mundial de la Salud, en la pasada convención de maltrato de personas mayores en el año 2002 configura “El maltrato a personas mayores como la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que causa daño o angustia a una persona mayor y que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza; conducta tal que produzca daño o angustia a una persona anciana”. Puede ser de varios tipos: físico, psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión, definición que es acogida en la recién publicada encuesta SABE (Encuesta Nacional de Salud Bienestar y Envejecimiento).
Los reportes aterrizan las cifras de este problema así; 12 de cada 100 personas mayores reportaron algún tipo de maltrato, siendo las mujeres las principales víctimas, las edades más frecuentes de aparición de este fenómeno es en menores de 70 años, la ciudad del país con mayor reporte de maltrato es Medellín, concentradas estas conductas preferentemente en las zonas urbanas de Colombia.
Las personas separadas corren un riesgo mayor, especialmente si tienen bajos ingresos económicos, los adultos mayores que fueron desplazados por la violencia y el conflicto armado presentaron con mayor frecuencia este fenómeno.
El maltrato psicológico es el más frecuente, le sigue el físico, el financiero y el sexual, el sub-análisis de los datos muestra que en los estratos 1 y 2 se documentó una alta frecuencia de maltrato físico y sexual mientras que en los estratos 5 y 6 el maltrato financiero, la región pacífico y atlántico lideran el maltrato de índole sexual siendo Cali la ciudad que con más frecuencia reporta este tipo de abuso.
La negligencia otro concepto importante, se relaciona con la disminución de la atención al adulto mayor, es otra variante que se debe tener en cuenta, aquellos que laboran en la prestación de servicios de salud ven con cierta frecuencia indicadores de negligencia (descuido) e inclusive abandono de este grupo, la encuesta logró demostrar que 9 de cada 100 personas adultas mayores en Colombia padecen a causa de negligencia siendo una conducta más frecuente de los ancianos radicados en áreas rurales, especialmente los que se ubican en la región de la Orinoquia y la Amazonia, donde 18 de cada 100 ancianos padecen esta variante de maltrato. Sin embargo, la región pacífica ocupa el segundo lugar alcanzando 11 de cada 100 ancianos refiriendo sentirse en condición de abandono.
El 15 de junio se conmemora en todo el mundo la jornada por la no violencia contra el adulto mayor, visibilizar dicho problema, es clave para prevenir y atender apropiadamente a adultos mayores víctimas de cualquier violencia; la Fundación Valle del Lili, busca cuidar, acompañar y proteger la vida e integridad de la persona mayor, adoptando un serio compromiso con la integralidad de servicios para este grupo poblacional, invitamos a toda la comunidad a vincularse activamente en este mismo sentido.