Importancia de la medicina nuclear en el paciente pediátrico

 
Autores:

Dr. David Gerardo Romo Rosero, psiquiatra, Hospital Universitario Fundación Valle del Lili

Dr. David Gerardo Romo Rosero, psiquiatra, Hospital Universitario Fundación Valle del Lili

 

Lizeth Carolina Collazos Garzón, psicóloga, Hospital Universitario Fundación Valle del Lili

Lizeth Carolina Collazos Garzón, psicóloga, Hospital Universitario Fundación Valle del Lili

 

 


El embarazo es una etapa especial en el ciclo vital de la mujer y puede tener diferentes significados según el deseo de cada una de convertirse en madre. Durante este período se producen múltiples cambios físicos, psicológicos, hormonales y adaptativos, los cuales pueden influir en el estado de ánimo de la mujer. Estos cambios pueden ser experimentados desde el amor y la ilusión, pero también desde la angustia y la preocupación, generando importantes desafíos para ambos padres.


 

A lo largo de los meses de gestación, la salud mental desempeña un papel fundamental en la vida de la madre y el padre. En esta ocasión, se hará énfasis en la salud mental materna, la cual puede verse afectada por cambios emocionales que, en algunos casos, resultan abrumadores, difíciles de gestionar e incluso, pueden impedir disfrutar plenamente del embarazo y los primeros meses de vida del recién nacido.

 

Reconocer cuándo es necesario acudir a un profesional de la salud mental puede no ser sencillo. Una madre puede atravesar cambios emocionales intensos que sean esperables para esta etapa de la vida, pero también podría presentar síntomas de depresión durante o después del embarazo, o experimentar «baby blues», sin poder identificar claramente en qué situación se encuentra. A continuación, se abordarán algunas de las emociones que pueden surgir durante el periodo gestacional, así como conceptos clave en salud mental que podrían presentarse de manera persistente y constituir señales de alerta para consultar con un profesional.

 

Emociones durante el periodo gestacional

Durante el embarazo hay una gran movilización de sentimientos: ansiedad, confusión y sentimientos de ambivalencia. Las emociones pueden variar según factores como la personalidad, las circunstancias y la red de apoyo, y pueden disminuir, mantenerse o intensificarse a lo largo de la gestación.

Es común que la futura madre experimente emociones más intensas, desarrolle una mayor dependencia hacia los demás, y sienta la necesidad de recibir más apoyo de quienes la rodean. Es importante que no se sienta aislada y que esté rodeada de sus seres queridos (pareja, familia, amigos), ya que esto contribuye a su bienestar psicológico.

Cada embarazo es una experiencia única, especial y desafiante, por lo que debe ser considerado de manera particular para cada madre. A continuación, se describirán algunas características de cada trimestre y las emociones que suelen surgir durante estos períodos.

 

 

Primer trimestre:

Es el inicio de la etapa gestacional, el momento en el que la madre se da cuenta del embarazo y puede ser motivo de alegría, angustia o confusión, dependerá de su deseo de ser madre y del apoyo social que perciba. En este periodo las náuseas pueden ser en las mañanas o durante todo el día y en algunos casos pueden dificultar el bienestar materno. Es aquí cuando comienzan los cambios hormonales, lo que podría afectar el estado de ánimo. Es el inicio de los controles prenatales, durante los cuales se escuchan los primeros latidos del corazón y se perciben los primeros movimientos del bebé.

En esta etapa, habitualmente una madre imagina a su bebé y se puede preguntar sobre su rol de madre: si lo hará bien o no, cómo cuidarse, qué cambios debe asumir; sobre su bebé: si nacerá a término, si estará sano, a quién se parecerá, si será niña o niño; y sobre su pareja: si la relación cambiará, cómo asumirá la paternidad.

Así, durante el primer trimestre de gestación, es común que la madre experimente mayor irritabilidad sin una razón aparente, pérdida de apetito, lo que puede generar tristeza y frustración. Al mismo tiempo, puede sentir alegría por las expectativas sobre su hijo, pero también ansiedad por lo que vendrá. Consultar en redes o recibir demasiada información de parte de terceros puede ser abrumador, por lo que se recomienda filtrar la información que se revisa.

 

Segundo trimestre:

En este periodo comienzan a ser notables los cambios físicos, lo que podría generar preocupación por las modificaciones de la imagen corporal y de sí misma; algunas otras madres disfrutarán de su imagen y de vestirse acorde al momento. Los movimientos fetales son más perceptibles, las náuseas matutinas suelen desaparecer y se facilita la adaptación al embarazo.

 

En algunos casos la madre podría pensar que no disfruta su embarazo como debería, las noticias en las ecografías suscitan alegría, incertidumbre, e incluso ansiedad dependiendo del resultado de éstas; también puede llegar a sentir tristeza por cambios en sus relaciones interpersonales o en su entorno, asociados también a factores económicos.

 

Otro sentimiento frecuente es la percepción de competencia o frustración al compararse con otras madres en la familia, amigas o conocidas. Esto puede surgir de expectativas personales o de las imágenes idealizadas que se ven en redes sociales. Por ello, es fundamental recordar que cada embarazo es único y especial, ya que se está formando un ser humano individual e irrepetible. No hay necesidad de compararlo con ningún otro.

 

Tercer trimestre:

Los cambios físicos durante este periodo son evidentes. El crecimiento del bebé puede causar dolor de espalda, fatiga y dificultad para realizar actividades que antes se hacían con normalidad. Es común experimentar problemas para dormir debido a la incomodidad, así como por las visitas frecuentes al baño y problemas digestivos. Las preparaciones para el parto generan estrés en la madre, incluso llegando a tener problemas de comunicación con su pareja y/o familia y pedir ayuda podría generar frustración, desilusión e incluso vergüenza “yo no debería tener que decirle que me ayude a amarrar los zapatos”.

Como consecuencia, es posible que la intensidad emocional se incremente nuevamente, se experimenten periodos de alegría, pero también de preocupación, ansiedad, irritabilidad, desilusión, frustración y tristeza. Adicionalmente, hay cambios cognitivos, los cambios en el sueño inciden en mayor dificultad para concentrarse y generan agotamiento.

 

Emociones durante y posterior al parto

El parto es un momento de alto estrés, donde están presentes principalmente el temor al nacimiento sano del bebé y por el dolor que se puede tener. Posteriormente la alegría por el alumbramiento disminuirá los niveles de estrés y el contacto piel con piel favorece la vinculación afectiva con el bebé, generando sensaciones de alegría y euforia.

 

Baby Blues

Entre las diferentes alteraciones emocionales que puede haber en el posparto, el baby blues es la más frecuente, presentándose en el 60% al 80% de las madres. El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) lo define como un estado transitorio y de adaptación que suele durar entre tres a catorce días (2 semanas) después del parto.

Durante este período es usual sentir fatiga, ansiedad, vulnerabilidad, irritabilidad, tristeza, emotividad, ideas sobre las posibles dificultades que implica la adaptación a la nueva realidad, y episodios de llanto.

Estos cambios emocionales pasarán, es importante que durante este período haya una mayor participación de su red de apoyo, promoviendo el autocuidado, el cuidado del bebé y el descanso; no es necesario tratarlo con medicamentos.

 

 

Depresión perinatal

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante el período perinatal una de cada cinco mujeres tendrá algún tipo de alteración mental durante el período perinatal; de esto, la más frecuente suele ser la depresión perinatal con una frecuencia del 10 al 15%, incrementándose cuando hay diferentes tipos de vulnerabilidad psicosocial, antecedentes de enfermedad mental y una alta carga de estrés percibida.

La sintomatología es diversa y es posible confundirla con cambios propios del embarazo como la fatiga, alteraciones en el apetito y el insomnio, sin embargo, se acompaña de tristeza, irritabilidad, ansiedad, pérdida del interés en realizar actividades, baja autoestima, pérdida del cuidado de sí misma o del bebé.

La duración de la depresión perinatal varía considerablemente, puede persistir semanas o incluso meses si no se interviene adecuadamente. Es fundamental diferenciarla del baby blues, especialmente en la duración e intensidad de la sintomatología, debido al compromiso funcional que hay durante una depresión perinatal.

El tratamiento de la depresión perinatal combina intervenciones farmacológicas, psicoterapia y apoyo psicosocial, adaptadas a las necesidades individuales; debido a que durante este período es importante evaluar las implicaciones de los diferentes fármacos, el apoyo social y dudas propias sobre la maternidad.

 

Factores de riesgo para depresión perinatal

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descrito diversos factores de riesgo médicos, psicológicos, sociales y relacionados con el bebé que pueden contribuir a generar o perpetuar una depresión perinatal. Entre estos están:

Médicos:

  • Historia de trastorno depresivo antes del embarazo.
  • Trastorno depresivo en embarazos previos o en familiares de primer grado.
  • Complicaciones del embarazo tanto en la madre como en el bebé.
  • Insomnio.

Psicológicos:

  • Estrés crónico.
  • Eventos adversos recientes (pérdida de un familiar, conflictos de pareja).
  • Baja autoestima.

Sociales:

  • Diferentes tipos de agresiones (violencia).
  • Dificultades económicas.
  • Poca percepción de apoyo social.
  • Dificultades con su pareja.
  • Embarazo no planeado o no deseado.

Relacionados con el bebé:

  • Hospitalizaciones prolongadas.
  • Complicaciones neonatales.
  • Dificultades en la lactancia materna.
  • Bebés con temperamento fuerte.

 

Algunos mitos sobre la depresión perinatal y sus realidades

  • «Solo ocurre después del parto»: Muchas personas creen que la depresión perinatal solo aparece después del nacimiento del bebé (depresión posparto), pero en realidad puede comenzar durante el embarazo (depresión prenatal).
  • «Es solo tristeza o cambios hormonales normales»: Si bien es cierto que el embarazo y el posparto implican cambios hormonales y emocionales, la depresión perinatal es una condición médica que va más allá de la tristeza pasajera y requiere atención especializada.
  • «Si tienes depresión perinatal, eres una mala madre»: Tener depresión no significa que una mujer sea incapaz de cuidar a su bebé o que no lo ame. Es una enfermedad que puede afectar la capacidad de disfrute y conexión emocional, pero con tratamiento, la mayoría de las madres pueden recuperarse.
  • «Solo afecta a las mujeres»: Es más común en mujeres, pero los padres también pueden experimentar depresión perinatal, especialmente si su pareja está atravesando dificultades emocionales.
  • «Desaparece por sí sola con el tiempo»: La depresión perinatal puede durar meses sin un tratamiento adecuado, afectando tanto a la madre como al desarrollo del bebé. La intervención temprana con apoyo psicológico y, en algunos casos, el uso de medicamentos es clave para la mejoría.

 

 

¿Qué puedo hacer para cuidar la salud mental durante el embarazo y el puerperio (período de entre seis y ocho semanas después del parto)?

  • Fortalece tu red de apoyo: Ya sea la relación con amigos, familia o pareja, lo ideal es que la madre reciba acompañamiento y apoyo, tenga un entorno seguro y pueda comunicar sus necesidades sin sentirse juzgada o señalada.
  • Identificar sus emociones y gestionarlas: Reconocer los cambios emocionales y los factores que aumentan o disminuyen estos cambios, propiciar espacios que generen bienestar y tomar decisiones que favorezcan la calma.
  • Sé paciente contigo misma y los cambios que estás presentando.
  • Incluye en tu rutina alguna actividad física como ejercicio leve o moderado.
  • Si a menudo sientes que no disfrutas del embarazo, te sientes culpable y con ansiedad por su futuro, coméntalo en los controles perinatales o con un profesional en salud mental.

Para finalizar, el embarazo es una etapa desafiante para una futura madre y su entorno, implica una rápida adaptación a cambios biológicos, psicológicos y sociales, que conllevan a la movilización de sentimientos y emociones. Las relaciones que una madre tenga con su grupo más cercano, incluidos sus amigos, le permitirá sentirse en un ambiente seguro, y con libertad de expresarse sintiéndose acompañada durante la gestación.

Emociones como alegría, tristeza, ansiedad, miedo, culpa, frustración, sentir fatiga, problemas para concentrarse, cambios en el apetito y sueño, son comunes y hacen parte de este proceso. Sin embargo, una mamá que se siente triste la mayor parte del tiempo, con fatiga, cambios en el sueño, pierde interés por actividades que le gustaban o siente que ha perdido la esperanza, debería acudir a un profesional en salud mental para evaluar si cursa con depresión durante el embarazo o posterior a éste.

 

¿Qué puedo hacer para cuidar la salud mental durante el embarazo y el puerperio?

En varias guías de salud mental perinatal, como la guía australiana del 2023, se promueve el uso de diferentes escalas, por lo que invitamos a que si usted o alguien que conoce que esté en el período perinatal se ha sentido triste o ha tenido altibajos en su estado de ánimo, responda las siguientes preguntas:

  1. ¿En el último mes se ha sentido desanimada, deprimida o sin esperanza?
  2. ¿En el último mes ha sentido que tiene poco interés o que no disfruta?
  3. ¿Siente que necesita ayuda?

En caso de responder SÍ a cualquiera de las preguntas anteriores, utilice la siguiente lista a modo de cuestionario:

  • Me siento triste o infeliz
  • Siento que no hay esperanza para mi futuro y sólo puede empeorar
  • Siento que soy un fracaso total
  • Me siento culpable todo el tiempo
  • Siento que estoy siendo castigada
  • No me gusto a mí misma
  • He tenido pensamientos de hacerme daño o al bebé
  • Lloro constantemente
  • No me interesa nada
  • No merezco lo que tengo
  • No tengo energía para hacer nada
  • No disfruto nada

 

Si usted o alguien a quien usted conozca presenta alguno de estos síntomas o le preocupa que pueda desarrollarlos, puede agendar una cita para ser valorada o comunicárselos a su médico tratante durante los controles para ser orientada a la valoración correspondiente.

«Es vital que las madres y sus familias entiendan que la depresión perinatal no es una falla de carácter, sino una complicación médica real. En la Fundación Valle del Lili contamos con un equipo interdisciplinario para ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento seguro tanto para la madre como para el bebé».