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En general, se consideran dos formas de Fiebre Amarilla: la selvática que circula de manera natural en los monos y otras especies en áreas selváticas y la urbana, que ha causado varias epidemias desde que la enfermedad ingresó al continente americano (después del descubrimiento de América.
La mayoría de las personas que adquieren Fiebre Amarilla permanecen asintomáticas o presentan síntomas leves que se confunden con otras condiciones como el Dengue. Estas personas pueden movilizar y transportar el virus a los sitios urbanos en donde el Aedes Aegypti (mosquito urbano, también originario del África) adquiere el virus y lo transmite a otras personas desencadenando así una epidemia.
Se estima que solo entre el 10 y el 15% de los casos de Fiebre Amarilla se diagnostican como enfermedad grave y severa.
El Dengue y la Fiebre Amarilla pueden ser transmitidos por el mosquito Aedes Aegypti, el cual se ha expandido principalmente en zonas urbanas de Colombia, y otros países del continente, por lo cual, existe el riesgo de que esta enfermedad pueda convertirse en una epidemia urbana similar al Dengue, pero con una mayor gravedad. Es fundamental que la población esté vacunada para esta condición, ya que los mecanismos de control del Aedes Aegypti no han sido suficientemente efectivos.
La vacuna contra la Fiebre Amarilla contiene el virus vivo atenuado, es decir, es replicativa. Se recomienda su aplicación a todos los niños en Colombia, a partir del primer año de vida, dentro del esquema usual de vacunación. Antes de esto, solo era recomendado su uso en niños ubicados en zonas consideradas de alto riesgo, por lo que actualmente podemos encontrar personas mayores de 23 años que no están vacunadas y, por tanto, son susceptibles de contraer la enfermedad. También existe una diferencia en el porcentaje de personas vacunadas en la zona andina, en comparación con las zonas de alto riesgo para esta enfermedad. Antes del 2003 las personas se vacunaban principalmente porque iban a viajan a algún país endémico. Hasta el año 2014, se recomendaba la revacunación cada 10 años, por lo cual los carnets hasta ese momento incluían un texto que establecía esta vigencia. Estos carnets aún son válidos, y es importante conservarlos debido a su gran importancia a lo largo de la vida. En la actualidad se establece que solo se requiere una vacuna en la vida y no son necesarios refuerzos.
En los niños la vacuna es generalmente muy bien tolerada. Sin embargo, la proporción de efectos adversos aumenta significativamente con la edad, especialmente por encima de los 60 años. En los menores de 60, los efectos adversos se observan sobre todo en personas con alteración de los mecanismos de defensa, ya sea por una enfermedad, cirugía, uso de medicamentos o trasplantes. Si estas condiciones se unen en un paciente de 60 años o más, la tasa de efectos adversos y su gravedad pueden ser muy altos.
En general, los efectos adversos importantes corresponden a lo que se conoce como enfermedad viscerotrópica o neurotrópica, una consecuencia de la replicación no controlada del virus contenido en la vacuna. El cuadro clínico es similar al de la Fiebre Amarilla salvaje, aunque menos severo.
La tasa de eventos adversos graves reportados en personas de 60 años o más es de 7.7 por cada 100.000 dosis aplicadas, en comparación con 3. 8 por cada 100.000 para todos los receptores de la vacuna. Esto representa un aumento significativo del riesgo en personas mayores.
Se recomienda aplicarse la vacuna en una institución confiable, para que la vacuna quede registrada y en el futuro, si la persona ha perdido el carnet pueda solicitar una copia.
Conocer los riesgos, estar bien informado y mantener el carnet de vacunación al día es clave para proteger la salud individual y colectiva.
Si presentas:
La fiebre amarilla es una enfermedad grave pero completamente prevenible con una sola dosis de vacuna viva atenuada; por eso, mantener el carnet al día y registrarla en una institución confiable es fundamental. Además, consulta siempre a tu médico antes de viajar a zonas de riesgo y participa en las jornadas de vacunación para proteger a tu familia y a toda la comunidad.