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Introducción
En las circunstancias actuales de pandemia por el coronavirus, las reacciones psicológicas adaptativas y no adaptativas se presentan inevitablemente. A través de esta Carta de la Salud se busca mostrar los aspectos psicológicos que surgen debido a los acontecimientos relacionados con la pandemia y dar recomendaciones para afrontarlos.
En la parte inicial, el documento se presenta en dos columnas, la primera es una historia que pretende ejemplificar comportamientos, emociones y sensaciones con las que se puede identificar una persona, y la segunda muestra la explicación de los fenómenos psicológicos que se intuyen en cada párrafo de la historia; fenómenos psicológicos que se debe aprender a identificar y manejar, para evitar que se conviertan en reacciones no adaptativas, disfuncionales o patológicas.
UNA HISTORIA…
A finales de diciembre del año pasado, Silvia se preparaba a celebrar el año nuevo, para lo cual, compró ensalada, torta y gaseosa en el supermercado. Se sentía muy feliz porque se reuniría con sus padres, tíos, primos y abuela. De regreso a casa, encendió la radio de su carro y escuchó la siguiente noticia: “El médico Li Wenliang de Wuhan China, sugiere que se tenga cuidado con una enfermedad contagiosa que inicia como una gripa y termina en neumonía”. En ese momento, Silvia pensó “¿Wuhan? ¿China? ¡Está muy lejos!…además, la Ciencia ha progresado mucho y pronto encontrarán un tratamiento”. Cambió de emisora y puso música.
A mitad de enero Silvia recordó la noticia escuchada en diciembre, casi la tenía olvidada. Un amigo le contó que el médico Li Wenliang, quien diagnosticó por primera vez la presencia de la infección en Wuhan, había muerto por una neumonía causada por el coronavirus, la enfermedad descubierta por él.
Su alarma aumentó cuando empezó a ver en los noticieros el progreso de la epidemia y las muertes causadas. Primero en China, después en Italia, más tarde en España, también en Suiza y Alemania. Silvia se llenó de miedo al pensar que la pandemia llegaría a Colombia y en el riesgo que significaba para su padre, sus tíos, su abuela o para los médicos, que permanecen la mayor parte del tiempo en los hospitales.
Progresivamente la palabra coronavirus se volvió cotidiana, alguien siempre tenía algo que decir, algún comentario, algunas veces envuelto en humor.
Cuando se reportó el primer caso en Colombia, Silvia empezó a sentir ansiedad; su corazón empezó a acelerarse, sentía una incomodidad en el pecho, cansancio físico y malestar en el estómago. No podía concentrarse en sus actividades, su mundo se saturó de información sobre el COVID-19, en un tamiz de desesperanza y temor. Aumentaron sus síntomas gastrointestinales, perdió el apetito, empezó a tener certeza de que algo grave estaba ocurriendo en el mundo, en su país, en su barrio, que podría ocurrir en su casa y a ella misma. Comenzó a sentir el mundo ajeno y extraño; presentó episodios de llanto, a veces irritabilidad y mal genio combinados con ansiedad y tristeza.
Declarada la cuarentena y la orden del Gobierno de quedarse en casa, Silvia entendió que, definitivamente, la pandemia era una realidad en su país. Trató de organizar su tiempo y acomodarse a la situación de estar en casa continuamente con sus padres. Ahora siente momentos de ansiedad y tristeza, a veces se torna irritable, pero ha descubierto que debe tener paciencia y que lo mejor es seguir las indicaciones de los científicos y de las autoridades. Silvia presenta mucha incertidumbre (no poder predecir qué va a ocurrir); no hay nada claro frente al panorama y se pregunta: ¿cuándo podré salir de mi casa sin sentirme insegura y en peligro?, ¿ocurrirá aquí lo que ha pasado en Italia?, ¿me enfermaré?, ¿me moriré?, ¿enfermará o morirá alguno de mis familiares?
UNA EXPLICACIÓN…
Los seres humanos cuentan con recursos personales para protegerse de las adversidades y, como estrategia de adaptación, involucran pensamientos, emociones y acciones para acomodarse a situaciones nuevas (agradables, amenazantes, imprevistas, etc.). La mente ingenia maneras asombrosas para explicar y evaluar las situaciones.
En general, se percibe como “un hecho amenazante” aquello que se interpreta como peligroso para la vida o para la estabilidad psicológica, ante lo cual se puede experimentar un sentimiento de ausencia de recursos internos para hacerle frente de manera exitosa.
Una noticia que aparentemente no es importante adquiere otra relevancia cuando se vuelve a comentar y se amplía; si es algo que no repercute en la integridad del ser humano o algún otro aspecto de la vida, tiene tendencia a no ser importante. Pero si la información continúa presentándose, se instaura de manera permanente en el conocimiento de las personas, acentuándose al implicar situaciones de sufrimiento o de adversidad.
El contexto de esta epidemia, que evolucionó a pandemia, genera temores que determinan ciertos comportamientos de control, protección o evasión cuando se percibe la probabilidad de afectación a la propia vida y a la de los cercanos. Aquí, aparecen vivencias entre la consideración de peligro y la percepción de irrealidad (como estrategia mental de control o protección).
La necesidad de adaptación lleva a intentar normalizar, minimizar o maximizar la información que se recibe, para tener tiempo de asimilar lo que sucede. Es por esto, que se recurre a chistes y memes con el objetivo de apaciguar la percepción inminente de peligro. Las personas se ríen de la tragedia como forma de tolerar una realidad dramática. Pero la situación en el mundo cada vez
se hace más amenazante, por lo tanto surgen sentimientos de vulnerabilidad y persecución de un enemigo invisible. Ante estas situaciones amenazantes para la integridad física o psicológica, se activan en el cuerpo sistemas neurobiológicos equivalentes al miedo y la ansiedad, produciéndose un estado hiperalerta que se puede manifestar fisiológicamente con aceleración del corazón, inquietud, aumento de la respiración, alteración del sueño, del apetito, entre otras.
Es normal sentir miedo y ansiedad por la actual contingencia, lo cual puede incrementarse por la incertidumbre, pero se deben generar estrategias para controlar estos sentimientos. Si no se crean estas estrategias se puede ver amenazada la salud mental. Si se permite la invasión del temor, no se acepta con entereza las medidas tomadas, se lamenta continuamente de las cosas que se querían hacer y no se pudieron, si no se logra tomar un control activo de esta nueva realidad, no se tendrá reposo, ni tranquilidad. El cuerpo liberará continuamente adrenalina y cortisol, que si bien ayudan en el momento de la adaptación, pueden provocar, con el transcurso de las semanas, depresión o ansiedad anormal.
En situación de pandemia como la actual, se conjugan tres componentes que generan ansiedad: la amenaza a la vida, el cambio de las rutinas cotidianas y la incertidumbre. No es posible vivir una pandemia sin sentir temor; los profesionales de la salud mental, ante esta situación, también han sentido miedo, pasando por momentos de intranquilidad, frustración, incertidumbre y desesperanza.
En otros momentos, surgen sentimientos de esperanza, aceptación y compensación, al pensar, por ejemplo, que ésta es una lección para la humanidad y, después de que pase la crisis, la apreciación que se tendrá de la vida, de los congéneres y del planeta, será diferente. A continuación se describen brevemente algunas de las estrategias que pueden ponerse en práctica para
sobrellevar estos tiempos de pandemia:
8 horas de sueño
El sueño se puede perturbar ante la situación de pandemia, por lo cual, es importante seguir estrictamente las normas de Higiene del Sueño:
Última recomendación: cuando quiera dormirse, evite pensar en que se tiene que dormir, el sueño es un fenómeno automático. Muchas personas no se duermen por pensar en que se tienen que dormir, esto les genera angustia. Al querer dormirse, puede seguir la secuencia de una historia o película agradable, rezar, contar ovejas, etc.
8 horas de trabajo y desarrollo de otras actividades obligatorias
8 horas de actividades placenteras y lúdicas
Importante
Si usted tiene antecedentes de algún trastorno que haya requerido atención por psiquiatría, es importante estar alerta. Hay que diferenciar muy bien entre la reacción adaptativa normal y la recaída sintomática. Si no se siente bien, comuníquese con su entidad de salud.