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Los recién nacidos requieren una atención humanizada y especializada para afrontar sus necesidades específicas. Actualmente, los niños que no están totalmente preparados para la vida fuera del útero cuentan con una oportunidad para el desarrollo de un futuro saludable, gracias a un seguimiento y observación interdisciplinarios en la Fundación Valle del Lili.
Comúnmente, se entiende que un prematuro es un niño nacido antes del tiempo usual de gestación, determinado en 38 semanas.
Los niños que nacen después de que se ha cumplido el tiempo de formación intrauterina tienen órganos formados completamente que les permiten vivir en el medio externo.
En el caso de los nacimientos prematuros, la interrupción del ciclo normal de embarazo conduce a que se presenten complicaciones sistémicas: trastornos respiratorios, neurológicos, endocrinos, cardíacos y metabólicos que son tratados al momento del nacimiento en unidades de cuidado intensivo neonatal (UCIN).
Es muy importante tener en mente los cuidados de los niños, especialmente de los bebés nacidos antes de las 30 semanas de desarrollo gestacional o en los prematuros extremos, término con que se denomina a los bebés de menos de 28 semanas de gestación, los cuales, al momento de nacer, tienen tan solo el 30% de capacidad de los riñones en comparación con los niños nacidos a término.
Al cumplir las 38 semanas, los prematuros extremos no han logrado formar todos los filtros (vasos sanguíneos) necesarios para un correcto funcionamiento renal, así que alcanzan solo entre el 60% y 70% de su capacidad normal, lo que aumenta la probabilidad de que sufran lesión de los riñones. Por tanto, la inquietud de la madre será si esto puede generar consecuencias. En efecto, esta situación ocasiona una mayor frecuencia de complicaciones que prolongan la estancia hospitalaria y exponen al niño después de su egreso del centro médico.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta, es la desnutrición del feto durante el tiempo de vida intrauterina, conocida como retardo de crecimiento intrauterino (RCIU), la cual puede presentarse tanto en niños prematuros como en recién nacidos a término. En esta situación, que involucra gran inestabilidad metabólica en el ambiente intrauterino, se producen también alteraciones en las señales y en las vías metabólicas que rigen el crecimiento y el desarrollo del feto en el útero, lo que trae como consecuencia una disminución del número de filtros, ocasionando riñones más pequeños o con menor masa renal. Este factor predispone al padecimiento de hipertensión arterial al llegar a la adultez.
Además de los componentes genético y medioambiental, la hipertensión arterial mencionada tiene en su origen un tercer componente: condiciones del medio ambiente fetal alterado. En efecto, los factores mal adaptativos a los cuales se expone al feto, pueden producir cambios permanentes en la estructura y en la función de otros órganos, como el páncreas y el corazón, lo que a largo plazo produce trastornos endocrinos como obesidad, diabetes y síndrome metabólico, lesión cardiovascular, hipertensión y enfermedad coronaria en el adulto.
Así mismo, los pacientes que se tornan obesos, después de haber nacido extremadamente prematuros, presentan un mayor riesgo de disminución de la función renal y de aparición de diabetes durante la niñez, a diferencia de los niños obesos que cumplen el ciclo usual de gestación.
Sin embargo, existen acciones fundamentales para desacelerar o, incluso, detener las consecuencias: una de las intervenciones más importantes para contrarrestar el impacto de las alteraciones provocadas en los períodos de gestación, o durante la estancia en la UCIN, es el estrecho seguimiento interdisciplinario hasta la adolescencia y la etapa de adulto joven por parte de profesionales especializados. Además, es indispensable la adquisición de hábitos de vida saludables, lo cual siempre es una opción ideal para prevenir o minimizar los efectos negativos de cualquier enfermedad.
Por las razones expuestas y para asegurar una vida plena para el recién nacido y las madres gestantes, la Fundación Valle del Lili propone una atención humanizada basada en una evaluación interdisciplinaria especializada a través del seguimiento y observación del prematuro.
Solicitud de cita presencial: (+57) 602 331 9090 Ext. 7337
Solicitud de teleconsulta: (+57) 602 331 9090 Ext. 7907
Dr. Jaime Manuel Restrepo – Nefrología Pediátrica – Fundación Valle del Lili